Carlos I en Cantabria (2?ª parte)
En San Vicente pudo presenciar la comitiva Real otro espect?¡culo que qued?³ grabado en la memoria del cronista. Carlos I fue recibido el d?a de San Miguel por cincuenta o sesenta mozas que cantaban y tocaban ante las buenas casas. Pero lo m?¡s impactante fue la danza de ronda en la calle de la iglesia mayor y sobre todo las artes de una mujer gorda y rechoncha, como un sapo de ojos rojos, asombrosa en sus saltos, giros y pasos. Fueron tantas las habilidades hechas que parec?a un sue?±o. Todas las mozas llevaban las orejas horadadas, de las que colgaban diversas chucher?as como cascabeles, crucecitas o pendiente de plata. Llevaban sus pechos enriquecidos con pasamanos negros, collares, y rosarios de coral, azabache y ?¡mbar. Unos d?as despu?©s de llegar el Rey a San Vicente de la Barquera cay?³ muy enfermo. A?ºn en este estado abandon?³ la villa el 12 de octubre con Do?±a Leonor y su cortejo desde en direcci?³n a Trece?±o, donde se aloj?³ en casa de D.Diego de Guevara. Carlos I comi?³ en Cabez?³n y cen?³ y pernoct?³ en Cabu?©rniga, donde uno de sus aposentos ten?a pieles de oso en lugar de tapices.
Parti?³ el d?a 14, todav?a indispuesto aunque algo mejorado, en direcci?³n a un mal pueblecito llamado Los Tojos, donde cen?³ y pas?³ la noche. A falta de alojamiento higi?©nico, se levantaron tiendas en una de las cuales comieron Su Majestad y Do?±a Leonor. Al poco tiempo lleg?³ la niebla y sobrevino una fuerte tormenta con lluvia y viento. Los m?©dicos ordenaron buscar un mejor alojamiento para el Rey, que finalmente pas?³ la noche en un rinc?³n fuera de una casa, abrigado y bajo un cobertizo
Al d?a siguiente parti?³ el Rey en direcci?³n a Reinosa con mal tiempo. Se aloj?³ antes de llegar en una casa de una descendiente de moros y do?±a Leonor en un alojamiento parecido. Entre el 16 y el 21 de octubre permaneci?³ en Reinosa, donde se cur?³ de su enfermedad. Los hospederos de Do?±a Leonor, aun cuando eran casados, vest?an el h?¡bito Franciscano y hab?an construido cerca de su casa un monasterio de la orden. Su hija, tambi?©n vestida de gris, estaba casada con un joven, y tanto este matrimonio como los padres, pod?an reunirse tres veces por semana, con licencia del Papa, seg?ºn ellos dijeron al cronista, el cual se asombraba de ver a una se?±ora en estado interesante â???embarazada- con h?¡bito monacal y cruz de oro y pedrer?a al cuello.
El d?a 22 sali?³ Carlos I en direcci?³n a Aguilar, no sin antes almorzar en Reinosa y comer en Nestares.
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