Antonio de Quevedo y Mazo llegó a Trujillo en el Perú alrededor de 1776, pues en ese año, siendo teniente de caballería, otorga poder al Marqués de Balbuena para que registre su hidalguía notoria en España. En 1781, se le encuentra luchando contra el cacique de Tungasuca, más conocido como Tupac Amaru II, en una gran rebelión indígena, de mayor proporción que las revueltas mexicanas, que puso en considerables aprietos al poder colonial español en el Perú.

Antonio de Quevedo y Mazo fue comandante del Real Cuerpo de Artillería de Trujillo en 1804. Después de la Guerra de la Independencia del Perú, le fue otorgado el grado de teniente coronel de artillería por el nuevo gobierno republicano. Ejerció, además, numerosos cargos públicos. Fue Regidor Perpetuo de la ciudad de Trujillo, Síndico Procurador General en 1795; Alcalde ordinario de segundo voto, Defensor de menores, Juez privativo de aguas. Era dueño de las haciendas ‘Nuestra Señora de los Remedios’ y la llamada ‘ Salamanca’.

Antonio de Quevedo y Mazo contrajo matrimonio en Trujillo con Manuela de Matos y Risco, hija de Manuel Juan González y de Mayos y Remigia del Risco y Alvarado, por cuya rama se entronca con Francisco de Valverde y Pizarro, residente en Trujillo en 1534 al igual que con otros conquistadores primeros pobladores del Perú.

María Manuela de Quevedo y Matos, hija de Antonio y Manuela, contrajo matrimonio con Francisco Ignacio de Jimeno de la Llave, natural de Sámano, que había emigrado al Perú a finales del siglo XVIII.

Este relato se debe a la aportación original de Rafael Flores Jimeno, desde Santa Rosa, California, a quien agradecemos su colaboración.

En cuanto a este linaje de Quevedo en San Román de Cayón y procedente de Soto Iruz, en el Valle de Toranzo, cabe decir que los Quevedo pagaron 700 reales en el primer tercio del siglo XVII por la construcción de la conocida como casa de la Cagiga en Iruz. En 1664 levantaron una torre pegante a la vivienda, todo ello según información recogida por María del Carmen González Echegaray.

Después de México, el Perú fue uno de los destinos más importantes de la emigración desde Valle de Toranzo. A finales del siglo XVII se había establecido en Lima, José Quevedo Ceballos, originario de Iruz.