Tampoco está claro en Cantabria cuál es el origen de las familias con el apellido Peral, si bien su concentración en la zona oriental puede ser indicativa en este sentido. En el siglo XVIII, los Peral y González Peral habitaban en Arredondo, Ampuero, Rasines, Soba y Voto, pero también los había de este apellido en Cabezón de Liébana, Cabezón de la Sal y Mazcuerras.
De Voto, concretamente de Rada, fue Pedro del Peral, uno de los primeros de este apellido que pasaron a Chile en el siglo XVI. Pero fue en Méjico y sobre todo en Huajanapán, donde los Peral alcanzaron cierta importancia como ganaderos. En este territorio, el colectivo de montañeses era el más importante de toda la emigración española y allí llegaron entre otros, mediado el siglo XIX, Encarnación y Antonino Peral Solana desde Bustablado (Arredondo) y Ángel del Peral Gómez desde el mismo pueblo de Arredondo. Antonino llegó a ser uno de los cebadores más importantes de chivos en aquellas tierras y otros del mismo apellido como Juan del Peral fundaron importantes comercios en la capital.