Mier como Miera parece una extensión más o menos grande de terreno utilizada para el sembrado, o sea, lo que se conoce también como una mies. Al ser un espacio tan común no es extraño que el apellido tenga vigencia regional, si bien se aprecia una mayor intensidad en la zona occidental, donde se concentran varios de sus linajes y es posible dar con alguno de sus orígenes. Para averiguar algo más de la materia es de obligada lectura el ‘Discurso acerca de la nobleza de Peñamellera’ escrito por D.Juan Antonio Trespalacios y Mier en 1785, donde se analizan las distintas ramas del apellido de hace unos trescientos años en aquella comarca, entonces enteramente montañesa.
Desde luego los Mier tenían el patronato de la parroquia de ese pueblo hoy asturiano y en la abadía de San Pedro de Plecín. De aquellos Mier, sino de otros, florecieron sus ramas en Liébana, Trasmiera, Cabuérniga, Campoo y por supuesto América. Un personaje con apellidos tan cántabros como Gregorio de Mier y Terán Alonso emigró a México en las primeras décadas del siglo XVIII y allí fundó Nuevo Laredo, reunió una considerable fortuna y fue el patriarca de una familia de gran influencia, con grandes relaciones políticas y económicas.
Mier hubo muchos y desde muy antiguo aparecen bastante repartidos. Igual variedad hay en sus armas. Es más común el lema: ‘Adelante los de Mier por más valer’ que los motivos heráldicos de sus muy dispares escudos.