A diferencia de otros muchos apellidos, Crespo no alude a un nombre de lugar o un rasgo de la geografía, sino más bien a una característica personal. Crespo derivaría del latín ‘crispus’, y como tal parece identificar a los de pelo rizoso, o más extensamente a los que se distinguen por llevar cualquier elemento protuberante o destacado en la cabellera.

Sea como fuere, nada relacionado con la etimología del apellido parece quedar en los testimonios históricos sobre aquellos linajes de los Crespo de los cuales ya hay noticias en el siglo XVII. Alguno de los más destacados, o mejor conocidos, estaban en Rucandio, donde nació Tomás Crespo y Agüero en 1668. Este personaje terminó las obras de la catedral de Ceuta siendo obispo de su diócesis y mandó construir la capilla panteón de San Juan Bautista en la basílica de Nuestra Señora del Pilar siendo arzobispo de Zaragoza, donde murió el 3 de marzo de 1742. Dos años antes se había concluido la gran obra que dejó en Cantabria: la construcción de la nueva iglesia parroquial de la Magdalena en su pueblo natal.