Mejor conocida es la historia de la casa de los Abarca en Santander, sobre todo por la proyección que tuvieron algunos de sus hijos en Perú.

Francisco, Joaquín Antonio e Isidro Abarca fueron hijos de Pedro de Abarca, natural de Santander, y Catalina Rosa Gutiérrez de Cosío, originaria de Novales. Estos tres hermanos eran a su vez nietos de Juan Antonio Abarca, natural de Cueto, Regidor Decano de Santander y Josefa Calderón de la Barca nativa también de la villa santanderina.

Francisco de Abarca Gutiérrez de Cossío Calderón y Gómez de Lamadrid ( a veces con los apellidos en otro orden) fue nombrado Caballero Supernumerario eclesiástico de la Orden del Carlos III en 1815, siendo Ministro Honorario del Consejo Supremo de la Inquisición y Decano jubilado del Tribunal del Santo Oficio en Lima. Francisco había nacido en Santander en 1748. Fue beneficiado de Novales y más tarde Catedrático y Rector de la Universidad de Oñate, antes de ocupar el cargo de Fiscal en el Tribunal de Santo Oficio en Lima durante más de 30 años.

Hermano entero de Francisco de Abarca fue Isidro de Abarca, a quien encontramos en 1765, como mercader, factor, vecino de Cádiz, viajando a los puertos del mar del Sur en compañía de su criado Joaquín de Albarca, posiblemente su otro hermano. Diez años después, Joaquín e Isidro mantienen en la Chancillería de Valladolid un Pleito por su hidalguía y se disponen a tramitar sus respectivos expedientes como Caballeros de Santiago.

En Lima, los Abarca volvieron a unirse a los Gutiérrez de Cossío originarios de Novales en diversos enlaces que ahora sería complejo relatar. De ahí la relación directa o indirecta de ambos apellidos con el título de Conde de San Isidro, otorgado a Isidro Gutiérrez de Cossío en 1750.

Por otra parte, los Abarca de Renedo de Piélagos figuran en alguno de los más viejos padrones de hidalguía del lugar con el apellido Abarca de la Riva en el año 1595. No consta que exista relación de parentesco entre los Abarca de Renedo y los de Cueto’. Además, conviene señalar que el apellido Abarca o Albarca estaba tan extendido o más que ahora en la España del siglo XVI.