Iglesia parroquial de San Juan Bautista, tres ermitas: San Roque, San Cipriano y Nuestra Señora de la Riva, en cuyas dos primeras se celebra misa todos los días festivos. Excelentes aguas potables, y dos paseos con arbolado. El terreno es de secano, y aunque fértil no produce lo bastante para el sustento de los moradores por ser muy reducidas las labranzas. Por él corren las aguas del río llamado Miera, y las de dos arroyos de muy poca consideración. Hay una fuente mineral que aunque de poco caudal, es de mucha utilidad, por los favorables efectos de sus aguas para las afecciones de pecho y dolores de estómago. Varias canteras de piedra y cal; una mina de carbón de piedra y pardos en que se crían muy buenos pastos.
Además de los caminos locales cuenta con el de Santander, cuya obra paralizada hace siete años, dicen volverá a emprenderse. Produce maíz, judías, pastos, algún lino y cáñamo; cría ganado vacuno, cabrío y lanar; caza de perdices, tordas y liebres, y pesca de truchas y anguilas.
Por industria tiene seis molinos harineros en decadencia, ejercitándose los habitantes en los oficios de canteros, carpinteros, albañiles y cuberos, dentro y fuera de la provincia. La mayor parte del comercio es ilícito; se importan de Santander algunos percales ordinarios, lienzos que llaman de Madrid, pañuelos y otros géneros, vendiéndolos el domingo de cada semana, día de mercado en esta población. El vino se trae de Rioja, Aranda y la Nava. Se ha dado principio a una fábrica de tejidos e hilados -la que según los planos será la única de su clase en la Península- la cual empieza a levantarse en el sitio llamado de Valdeasón, a la derecha del río Miera, distante medio cuarto de hora de la Cabada (sic). El río mencionado la proveerá de agua, y si en el estío no bastare la suplirá el vapor.